
Es muy habitual que, durante el desarrollo del lenguaje los niños presenten errores al hablar. Pero, ¿cuándo debemos empezar a preocuparnos? ¿Cómo saber si es parte del proceso o si necesita intervención Logopédica?
Las dificultades de pronunciación pueden tener distintos orígenes y es importante identificarlos correctamente para poder intervenir de forma eficaz. Vamos a ver los 3 tipos principales:
Alteraciones fonéticas:
en estos casos el niño sabe el sonido que quiere pronunciar, pero no es capaz de hacerlo de forma correcta, es decir es una dificultad de la ejecución motora que se traslada en una incorrecta pronunciación del fonema. Por ejemplo:
Dice /topa/ en lugar de /sopa/, porque aún no tiene la capacidad de pronunciar el fonema /S/.
Alteraciones fonológicas:
en este caso el niño tiene una dificultad en la organización mental de los sonidos, el niño lo percibe, procesa o utiliza dentro del lenguaje de forma incorrecta. Es decir, el sonido existe en su habla, pero lo usa mal. Por tanto, hay que reforzar la conciencia fonológica y la discriminación auditiva.Por ejemplo:
Dice /toche/ en lugar de /Coche/ porque sustituye el sonido /K/ por /T/, pero es capaz de pronunciarlo correctamente de forma aislada o incluso en otras palabras.
Alteraciones fonético-fonológicas:
sería una mezcla de las dos alteraciones anteriores puesto que vamos a encontrar dificultades tanto en la articulación como en su uso. Por ejemplo:
Sustituye la /rr/ por /d/ o directamente no la emite, y además no la reconoce como un sonido diferente. Por ejemplo, dice /cado/ en vez de /carro/.
Lo mejor es acudir a un profesional para realizar una evaluación individualizada. Cuanto antes se detecte y se intervenga, mejores será los la evolución en su desarrollo comunicativo y emocional.