
Durante el curso escolar, muchos niños avanzan en su proceso terapéutico gracias a la rutina y la continuidad. El verano, sin embargo, puede interrumpir ese ritmo.
Pausar tres meses puede suponer:
- Retrocesos en logros emocionales, conductuales o cognitivos.
- Desorganización en rutinas, afectando el bienestar del menor.
- Desvinculación emocional del proceso y la profesional.
Beneficios de seguir con las sesiones en verano
- Mayor disponibilidad emocional:
- Sin la carga académica, los niños están más receptivos.
- Continuidad terapéutica, no se interrumpen el tratamiento psicológico abruptamente.
- Los cambios de rutina, viajes, campamentos o la falta de estructura pueden despertar problemáticas que durante el invierno no se manifiestan: inseguridad, desregulación emocional, conflictos familiares, dificultades en lo social…
La continuidad terapéutica permite abordarlas desde el acompañamiento y la prevención.
Contexto lúdico:
El verano permite integrar actividades más creativas y dinámicas, aprovechando el juego como herramienta terapéutica.
Consolidación de avances:
Se refuerzan las habilidades adquiridas y se trabaja la preparación para el nuevo curso.
¿Cómo lo hacemos en Proyecta?
- Sesiones adaptadas al ritmo de verano
- Más dinámicas, con horarios flexibles y mucho juego.
- Materiales atractivos y motivadores
- Diseñados para que los niños sigan aprendiendo y creciendo, sin que lo vivan como una carga.
- Trabajo conjunto con las familias
- Ofrecemos pautas para continuar el acompañamiento en casa.
- Acompañamiento también en verano
No se trata de “cargar” a los peques en vacaciones, sino de cuidar lo que han logrado y seguir acompañándoles con alegría, juego y presencia.
Si tienes dudas sobre cómo organizar el verano terapéutico de tu hijo, estamos aquí para ayudarte.
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