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La valoración de la lectoescritura en niños es un proceso fundamental para identificar posibles dificultades en el desarrollo del lenguaje, así como para diseñar intervenciones tempranas que promuevan un adecuado progreso en esta área del aprendizaje.

A la hora de realizar una valoración de la lectoescritura debemos seguir los siguientes pasos:

Entrevista inicial:

Antes de realizar la evaluación, es importante recopilar información relevante sobre el niño, como antecedentes médicos, historial escolar, y cualquier otra evaluación previa realizada, así como cualquier información que pueda influir en las habilidades de lectoescritura.

Evaluación de la lectura:

Una vez recogida la información anteriormente mencionada, se procede a evaluar el proceso lector del niño. Para ello, se realizan tareas de lectura que evalúan diferentes aspectos, como la decodificación (habilidad para reconocer palabras), la comprensión lectora, la velocidad de lectura y la fluidez. Esto puede incluir la lectura de palabras aisladas, oraciones y textos algo más largos.

Una prueba estandarizada muy utilizada durante este proceso es la Batería de Evaluación de los Procesos Lectores, más conocida como PROLEC-R. Evalúa el proceso lector en niños de 6 a 12 años y su administración dura entre 30 minutos y 1 hora aproximadamente.

Evaluación de la escritura:

El siguiente paso consiste en realizar una evaluación de la escritura del niño. Se administran pruebas de escritura que evalúen la habilidad para escribir letras, palabras, oraciones y textos más extensos. También se puede evaluar la ortografía, la gramática, la estructura de las oraciones y la coherencia del texto.

Muy relacionada con el PROLEC-R mencionado anteriormente encontramos la Batería de Evaluación de los Procesos de Escritura, PROESC. La batería está formada por 6 pruebas: Dictado de sílabas, Dictado de palabras, Dictado de pseudopalabras, Dictado de frases, Escritura de un cuento y Escritura de una redacción. Puede administrarse a niños de entre 8 y 15 años y su duración es de entre 45 minutos y algo más de 1 hora aproximadamente.

Evaluación de diversas funciones cognitivas:

Cuando se realiza una evaluación de la lectoescritura, es importante también evaluar otros aspectos cognitivos y funcionales que pueden influir en el rendimiento del niño en esta área.

  1. Evaluación de la Inteligencia: se pueden utilizar pruebas estandarizadas de inteligencia, como el WISC (Escala de Inteligencia de Wechsler para Niños) para evaluar la capacidad cognitiva general del niño. Esta prueba proporciona una medida del conocimiento intelectual (CI) y también pueden ayudar a identificar fortalezas y debilidades en áreas específicas, como la comprensión verbal, el razonamiento perceptivo, la memoria de trabajo, entre otras.
  2. Evaluación de las Funciones Ejecutivas: las funciones ejecutivas son habilidades cognitivas fundamentales para el control y la regulación del comportamiento, incluida la planificación, la organización, la flexibilidad mental, la inhibición de respuestas impulsivas y la memoria de trabajo. Se pueden utilizar pruebas específicas de funciones ejecutivas, como el Test de la Torre de Londres o el Test de Stroop para evaluar estas habilidades.
  3. Evaluación de la Atención: la atención es crucial para el proceso de lectura y escritura. Se pueden utilizar pruebas de atención, como el Test de Cancelación de Dígitos o el Test de D2, para evaluar diferentes aspectos de la atención, incluida la atención sostenida, la atención selectiva y la atención dividida.
  4. Evaluación del Procesamiento del Lenguaje: además de evaluar la lectoescritura en sí misma, es importante evaluar el procesamiento del lenguaje, incluida la comprensión oral y escrita, la fluidez verbal, la fonología, la morfosintaxis, entre otros aspectos.
  5. Evaluación de la Memoria: la memoria de trabajo y la memoria a largo plazo son importantes para el aprendizaje y la retención de información relacionada con la lectoescritura.
  6. Observación del Comportamiento en contexto: además de las pruebas formales, es importante observar cómo el niño se desempeña en tareas de lectoescritura. Esto puede proporcionar información adicional sobre sus habilidades, estrategias de afrontamiento y posibles dificultades en situaciones cotidianas.

Al integrar la evaluación de la lectoescritura con la evaluación de otros aspectos cognitivos y funcionales, se puede obtener una imagen más completa de las fortalezas y debilidades del niño y desarrollar un plan de intervención individualizado para apoyar su desarrollo académico y cognitivo.

No dudes en contactarnos si tienes dudas y no sabes cómo abordar las dificultades de tu peque. Estamos aquí para asesorarte y acompañarte en el camino.